El enfoque holístico de esta patología debe comprometer al enfermo, la familia y el médico tratante. La identificación de factores de riesgo, la vigilancia por parte del urólogo, la alimentación selectiva y la gama de tratamientos: cirugía radical, abierta, laparoscópica, robótica; radioterapia modulada, braquiterapia, radiocirugía; Cyberknife; la quimioterapia, terapia hormonal, la hacen hoy una enfermedad curable en detección temprana. La hiperplasia benigna o agrandamiento prostático producto del envejecimiento “no” eleva el riesgo de cáncer. Sin embargo, eleva el antígeno prostático en la sangre y puede generar confusión diagnóstica con el cáncer.